sábado, 26 de mayo de 2007

Los fundamentos de un prejuicio

Aunque fundamentar un prejuicio, es una paradoja en si, el caso del Sr. Paul Wolfowitz parece justificarlo. Hace un par de anos, lo vimos en un documental del Michael Moore, sobre los ataques a las torres gemelas y la posterior invasión a Irak, por entonces el numero 2 del departamento de defensa del gobierno norteamericano, aparecía con su peine en la boca, enjugándolo una y otra vez con su saliva para peinarse luego con el, en frente de los periodistas que lo iban a entrevistar. Hace poco, vimos al mismo personaje, ahora como presidente del Banco Mundial, mostrándose ante el mundo con sus dos medias rotas antes de entrar a una mezquita en el medio oriente y finalmente se ha revelado que personalmente impulsó beneficios indebidos para su novia desde la institución que preside, lo cual lo puso al centro de una inaudita disputa que ha desembocado en su renuncia al cargo. Por todo ello, es razonable presumir que el personaje descrito en estos tres incidentes es “un tipo de cuarta” por decirlo de alguna manera, y que no es su calidad personal lo que lo ha llevado a tan altas responsabilidades; y si por su obras lo pudiéramos conocer, pues allí esta la invasión a Irak como monumento al desatino y a mucho mas, así que mejor es no prejuciar y que la historia los juzgue.

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